Grandeza de España

EL ARCHIDUQUE CARLOS CONCEDE LA GRANDEZA DE ESPAÑA AL PROTECTOR Y AL BRAZO MILITAR DEL PRINCIPADO DE CATALUÑA.


Privilegio otorgado por el archiduque como rey de Aragón y conde de Barcelona, pocos días antes de la su partida de la capital catalana hacia Lérida, Zaragoza y Madrid. El archiduque entró en Madrid el 2 de julio pero poco después tuvo que irse hacia Valencia. No volvería a Barcelona hasta marzo de 1707.

El privilegio se otorga el 15 de junio de 1706, en un momento de gran optimismo después del fracaso del asedio de Barcelona per el ejército del duque d’Anjou.

El archiduque concedió el mismo privilegio al consistorio de la Diputación del General.

Este privilegio fue revocado en 1714 per Felipe V. La Paz de Viena (1725) estableció una amplia amnistía y reconoció el derecho a recobrar les gracias, títulos y honores concedidos durante la guerra.
 

MOTIVACIÓN DEL PRIVILEGIO

“Cumque Brachium Militare nostri Principatus Cathlonie et comitatum Rossilionis et Ceritanie dum sua innata fidelitatis in serenissimos reges Hispaniarum, nostros antecessores, innarrabilia testimonia in lucem evigilaverit. Verum, maioribus erga nos nostramque regiam personam obsequiïs omnes emula imitationis meritas excessit. Illud enim nostram regiam personam varia et multa navigatione tranfetantem et ad Barchinonensi litus apelantem obsequiosa veneratione recepit et omnes eius nobilitas tunc extra Barchinonem inventa ad nos festina acclamatione concurrit. Illud in nostris regiis ante Barchinonam castris pro nostra justa et legitima in Principatu Cathalonie et regna Hispanie monarchie successione deffendendam variïs vicibus se congregavit et ad nostrum mandatum septem vocale de suo gremio concilium pro feticiori tam egregii facinoris exitu delegit isti septem viri Brachii Militaris cetum ex nostro regio ordine componentes omnes naturales Principatus Cathalonie ad Barchinonensem obsidionem convocarunt victualia reliquamque militarem annonam deffendendam disposuerunt omniaque mandate eiusque adovantem nostram in urbem Barchinonensis ingressum expedierunt. Ex illo ellecte nobiles et militares persone et ad earum exemplum huius Principatus incole die noctuque quotidie suam solicitudinem nerve demostrarunt in linearum formacione ac belliis laboribus perficiendis et sui innati valorii gloriorum speciem ediderunt in eis protelandis. Illud etiam in generali curiarum convocatione pro eformandis legibus in rectam justitie administrationem et publicam utilitatem concernentibus summo studio infigelavit donatioque voluntario duorum millonum (summa nulli regis predecessori nostro ad huc oblata) liberaliter concessint illud tandem Andagaventis duce ad Barchinonensem obsidionem duobus validissimis exercitibus properante nos suum verum regem et monarcham publica lege aclamavit, eundemque ducem ceterosque gallie nationis principis dominio huius Principatus totiusque Hispaniorum regni inabiles et incapaces perpetuo declaravit ac totum suorum individorum sanguinem pro nostro iure regiaque persona tuenda viriliter aspergere decrevit.

Cum igitur regii diadematis gemme in exercicio munificencie reluceant ut in regibus vigeat remunerationis gratitudi et in subditis generetur obsequiorum emulatio, cumque maiora servitia maioris debeant premio decorari sicut dictum Brachium Militare era nostra regiam personam suos maiores excesserit inserviendo nos quoque nostros predecessores superemus enim remunerando prefatum militare brachium eiusque protectorem magnatus Hispanie honore ut infra merito fore decorandum censuimus”.

“Y como el Brazo Militar del nuestro principado de Catalunya y de los condados de Rosselló y de Cerdanya, con su innata fidelidad hacia los serenísimos reyes de las Españas, antecesores nuestros, haya sacado a la luz inenarrables testimonios, ciertamente sobrepasó con mayores obsequios para con nosotros y nuestra real persona todos los méritos dignos de ’imitación.

Aquel [el brazo militar], pues, a nuestra real persona que había viajado con una incierta y larga navegación y que había recalado en la costa de Barcelona, fue recibida con obsequiosa veneración, y toda su nobleza que entonces es encontraba fuera de Barcelona, corrió hacia nosotros, clamosamente.

Aquel [el brazo militar] se congregó en nuestros reales campamentos frente Barcelona en diversas ocasiones para defender nuestra justa y legítima sucesión en el principado de Catalunya i en los reinos de la monarquía de España y, atendiendo nuestro mandato, el consejo escogió siete vocales de su seno por un más seguro éxito de tan egregia acción. Estos siete hombres del Brazo Militar que componían una junta extraída de nuestro estamento real, todos naturales del principado de Cataluña, reunieron comestibles por el sitio de Barcelona, dispusieron la protección del resto del aprovisionamiento militar y expendieron todas les órdenes [del brazo militar] para ayudar a entrar en nuestra ciudad de Barcelona. A partir de aquí, nobles escogidos, militares y ante su ejemplo, los habitantes de este principado cada día, de día y de noche, demostraron valerosamente su solicitud en la formación de las filas y llevando a cabo las labores bélicas, mostraron la gloriosa imagen de su innato valor en los ataques.

Aquel [el brazo militar] también en una convocatoria general de Cortes, con el fin de conformar leyes que miran a la recta administración de justicia y a la utilidad pública, con gran afán y generosamente concedió una donación voluntaria de dos millones, suma hasta entonces jamás concedida
a ningún rey predecesor nuestro.

Aquel [el brazo militar], en fin, cuando el duque de Anjou se preparaba hacia el sitio de Barcelona con dos fortísimos ejércitos, nos aclamó a nosotros como su verdadero rey y monarca con una ley pública, i declaró al mismo duque y los otros príncipes de la nación de Francia inhábiles para el dominio de este principado y de todo el reino de las Españas e incapaces, a perpetuidad, i virilmente decretó derramar toda la sangre de sus individuos para nuestro derecho y para defender nuestra real persona.
En consecuencia, como las gemas de la real diadema resplandezcan en el ejercicio de la generosidad a fin de que en los reyes excelentísimos  el agradecimiento de la recompensa y para que en los súbditos se produzca la emulación de los obsequios, y como unos mayores servicios deban ser honrados con un mayor premio igual que el mencionado Brazo Militar haya sobrepasado sus antepasados ​​hacia nuestra real persona sirviéndonos, pues también nosotros tenemos que superar nuestros predecesores remunerando dicho Brazo Militar y su Protector, hemos determinado que debía ser distinguido con el honor de Grande de España como recompensa ".
 
TENOR DE LA CONCESIÓN

“Thenore igitur presente nostre carte cunctis futuris temporibus firmiter valiture, motu proprio in solio nostro et ex nostra certa sciencia regiaque auctoritate deliberate et consulto, ac ex gracia expeciali dictum illustrem et fidelissimum Protectorem et Brachium Militare huis nostri Cathalonie Principatus ac protectorem et officialibus qui nunc sunt et pro tempore fuerint, cum in presencia nostra convenerint honore et preheminentia existendi capitibus tectis ornamus, illustramus et decoramus atque eos respective ut magnates Hispaniae in omnibus atque per omnia modo et forma quibus nunc nostra civitas Barchinone gaudet et potitur ornare, illustrare, decorare et tractari promitimus, volemus et iubemus. Itaque post hac, ante nos seu in presentia nostra possint et valent eiusque liceat in omnibus actibus seu funcionibus tam publicis quam privatis ecclesiasticis et profanis stare, sedere vel ambulare capitibus tectis atque uti et frui omnibus privilegiïs, graciïs, franquitatibus, libertatibus et immunitatibus quibus gaudent magnates Hispaniae ac eisdem modo et forma quibus positur et gaudet nostra supradicta civitas Barchinonam per quascumque regias concessiones ei facte per serenissimum regem Carolum secundum avunculum nostrum indebelis memorie quam alias; quia intencio nostra est quod virtute huius privilegii dictis protectorem et brachio militari ac eius officialibus similes honores et praeheminentia serventur et dentur quibuscumque legibus, iuribus, ordinibus, pragmaticis et consuetudinibus in contrarium facientibus non obstantibus ullo modo...”

“En virtud de esta nuestra carta, que ha de ser válida firmemente todo el tiempo, espontáneamente, en el solio nuestro, con toda certeza y de la nuestra autoridad real, con plena deliberación y consulta, de gracia especial concedemos los dichos ilustre y fidelísimo Protector i Brazo Militar de nuestro Principado de Cataluña, al su protector y los oficiales que ahora son o sean en el futuro, los ornamos, ilustramos y decoramos que en nuestra presencia tengan y ostenten la preeminencia de tener sus cabezas cubiertas como lo hacen los Grandes o Magnates de España, de la misma forma y manera que la nuestra ciudad de Barcelona también lo disfruta, y lo prometemos, queremos y deseamos para que puedan ornarse, ilustrarse y decorarse; de manera que, en nuestra presencia puedan, se valgan y les sea lícito en todos los actos y funciones, tanto públicos como privados, eclesiásticos o profanos, estar, sentarse y caminar con las cabezas cubiertas, y así mismo que también puedan disfrutar de todos los otros privilegios, gracias, franquezas, libertades e inmunidades que disfrutan los Grandes de España, i de la misma forma que lo puede disfrutar nuestra sobredicha ciudad de Barcelona, en virtud de cualquier real concesión a ella otorgada por el serenísimo reí Carlos segundo, tío nuestro, de memoria indeleble, y cualquier otro. Y es nuestra real intención que, en virtud de este privilegio, a los mencionados Protector y brazo militar y  sus oficiales se le guarden y conserven los mismos honores y privilegias no obstante cualquier ley, derecho, orden, pragmática y costumbre que pueda ser contraria”

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